sábado, 12 de enero de 2013

Llámala como quieras.


Observas esa telaraña que opaca tus grandes muebles.
¿La observas?
Tan frágil, tan vieja, tan ella...
No sé que te cause a ti, a mi horror.
Un día sin advertir puede que baje su huésped
a darme los buenos días o peor aún
a intetar quitarme el sueño.
¿La observas?
No sé que pretendas hacer cuando la veas
Solo no quiero dejar de observarla, pasa, pasan, paso...
y nadie se advierte de ella.
Tan pobre, tan llena de vacío.
Un día sin advertirlo llegan unas 
ramas y la desechan, la desechan al olvido del olvido.
¿La recuerdas?
Soy una telaraña.

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